Podría decirse que conozco a Daniel Carpio desde toda la vida, pues cuando nací en 1943 él ya había realizado una de sus primeras proezas; un raid de El Tigre a Balneario estampando un tiempo de 7 horas y 15 minutos, y la prensa nacional empezaba a interesarse por él, con mis primeras lecturas en el diario El Comercio de Lima seguí su trayectoria a pesar de vivir a 350 km al Este de la Capital.
Posteriormente me case con la hija de un futbolista famoso del Atlético Chalaco el gran Manolo Puente, sin saber que este personaje tenía una íntima relación con Carpio a quien había protegido en su juventud y por este motivo lo considera su familia; y mi esposa Silvia y sus hermanos son sus "sobrinos".
El nacimiento de una gran amistad con el gran Carpayo, se produce en ocasión de un viaje a Buenos Aires en el que tomé contacto telefónico con él como esposo de Silvia y me invitó a su casa y conversamos amigablemente, vinculados por el deporte, pues soy miembro de la Federación Peruana de Karate.
Ante el escaso recuerdo de sus hazañas entre la juventud del Perú y el deseo de Daniel de visitar su patria, a la que solía venir después de sus proezas en olor de multitud, facilité por así decirlo su retorno al Perú en marzo del 2005, acompañado de su hija Beatriz Lucía. Dedicamos muchas horas a conversar y como anfitrión solo pude darle el cariño que se guarda a los ídolos. Estuvo acompañado permanentemente de sus sobrinas las Puente con los que celebró sus 95 años de “tiempo” pues sostiene que los que nacimos en la sierra no cumplimos años sino tiempo.
MOTIVO
La historia recoge como el lugar de nacimiento de Daniel Carpio, el puerto de Mollendo al Sur de Lima, pero él se ha encargado de señalar que nació en el distrito de Sicuani, capital de la provincia de Canchis, Región Cusco a 139 km de la ciudad arqueológica y a 3,500 metros sobre el nivel del mar y en su dura niñez llega a Mollendo a un orfelinato, donde los religiosos que la administraban encargaban a los niños diferentes tareas para recopilar la alimentación diaria y a Daniel le asignaron la tarea de recoger pescado que le reglaban los pescadores, para lo cual un religioso argentino llamado Juan Tirante, le enseñó a nadar utilizando como flotadores porongos vacíos. Esto me lo contó Daniel y es recogida la historia en un artículo publicado en el semanario “EMERGER” N° 17 correspondiente a los meses de setiembre/octubre de 1997, por el periodista Rodolfo Sacco, muy vinculado a la natación argentina.
Posteriormente la Universidad Alas Peruanas le otorgó un titulo Honoris Causa, publicó el libro "Daniel Carpio el Ultimo Gigante" del periodista Manuel Paz y fotografías del “Chino” Dominguez y , lo trajo de vuelta a Lima en el mes de octubre de 2006, oportunidad en la que asistió a la procesión del Sr. de los Milagros del que es devoto.
Este blog pretende mantener fresco el recuerdo de sus hazañas y dar a conocer a las nuevas generaciones como vive un patriota en Argentina con su esposa Dora y su hija Beatriz Lucía, y que a pesar de los años más de 50 por esas tierras no se le ha pegado el dejo típico de la zona ni el "che" y sueña con retornar a su patria.
POLKA
Transcribiré notas o escritos y fotografías que me ha proporcionado Daniel que pertenecen a su archivo personal y desea que las conserve, documentos poco conocidos como por ejemplo la letra de la Polca
!CARPIO!
Letra y música
Raúl Calle.
!Yo te canto
peruano glorioso,
henchido de gozo
por tu gran valor;
tú cruzaste
el gran río argentino
logrando el camino
de gran vencedor!
!Por ser justa
tu gloria se ensancha
cruzaste la "Mancha"
-lograste triunfar-
mas muy poca
creíste tu hazaña,
y allá desde España:
hiciste exclamar:
!Carpio . . . Carpayo,
venciste el "estrecho",
por eso en mi pecho
nació este cantar
"CARPIO . . .CHOLAZO". . .
recibe en tu frente,
el lauro al valiente,
que Dios te hizo dar!
Raúl Calle es autor de otras polcas así aparece en la búsqueda realizada en google , ignoro si sigue componiendo.
EL ABUELO
Esta es una transcripción del artículo escrito por el periodista español Juan Carlos Sanz de Ayala publicado en el semanario Epoca en el año 1993. Contiene impresiones del último intento de Daniel Carpio de cruzar el Estrecho de Gibraltar, y es poco conocido en el Perú.
“La última travesía del Abuelo”
A los 83 años cruzó a nado el Estrecho por cuarta vez.
Eran las nueve y media de la mañana del lunes 19 de julio. La localidad gaditana de Tarifa estaba cubierta por un espeso manto de niebla y la mar estaba bravía. En el puerto pesquero tarifeño apenas si había una docena de pescadores preparando sus artes de pesca, cuando apareció Daniel enfundado en un chándal blanco. Parecía un jubilado en su paseo matutino. Pero era un jubilado especial: se había levantado a las cuatro de la mañana, había hecho su tabla de gimnasia, había nadado durante una hora y le habían dado una sesión de masaje corporal impregnando su cuerpo con un aceite especial. “Aceite Esmeralda” traída desde su tierra argentina.
En el muelle lo esperaba el práctico Francisco Cazalla Quintero, un pescador palangrero del que dicen que es el mejor experto en mareas de todo el Estrecho y que es conocido como el señorito. Francisco irá delante de Daniel durante toda la trevesía en una barca de remos indicándole el camino a seguir para aprovechar el impulso de las corrientes, crecientes y vaciantes, muy fuertes en esa zona. Una mala dirección o una corriente barruntona empujaría al nadador hasta el Peñón de Gibraltar en lugar de llevarlo a la costa marroquí…
A pesar de lo desapasible del día y las olas de más de metro y medio, la expedición – compuesta por el pesquero Encarnación, un bote de remos, una zodiac de la Cruz Roja, un pequeño remolcador y el yate privado de apoyo Dolphin- puso rumbo a la bocana del puerto y bordeando la costa se acercó hasta la Punta marroquí, un paraje costero lleno de rocas cubiertas de erizos.
Daniel Carpio se despojó de su chándal, se colocó las gafas especiales para evitar el salitre del mar en los ojos y, después de consultar con el señorito, se lanzó al agua. Tras unas pocas brazadas , toco una roca de la costa española y tomo rumbo hacia el interior del Estrecho, siguiendo siempre la barquichuela directora. Quienes allí estábamos presenciando la escena, no nos lo podíamos creer. A pesar de todas las precauciones tomadas, aquello podría acabar en tragedia. Con mar picada y con 83 años, Daniel no podría aguantar ni una hora sobre el agua. Era imposible, o al menos así nos lo parecía.
Pero nos equivocamos. Daniel comenzó a nadar siguiendo siempre al señorito. La primera media hora resultó interminable. No avanzábamos nada. Daniel ajustó su ritmo hasta las 44 brazadas por minuto. No fallaba. Su técnica estaba copiada de los movimientos ondulatorios de los delfines, con lo que conseguía un mayor avance con un mínimo esfuerzo, imprescindible para semejante hazaña. Pasó una hora, y la costa española se iba alejando de nosotros. Pasaron dos horas, y Daniel aguantaba. Aquello era impresionante, puesto que además debía pelear contra las olas , el viento y la baja temperatura del agua.
Un Nadador Olímpico .- El estrecho tiene 14.7 kilómetros en su punto mas angosto, y aunque el nadador salió de Tarifa en dirección al Atlántico, hacia Tánger, la corriente le derivaría hacia el Mediterráneo, donde estaba previsto que tocara tierra marroquí a unos kilómetros de Ceuta, frente a Sierra Bullone y cerca de la Isla del Perejil, muy conocida ñesta por ser la punta de avanzadilla de los contrabandistas de hachís. Aquella mañana el Estrecho parecía una autopista, con buque cruzándolo en ambas direcciones. No había peligro de colisión, puesto que los barcos circulan en dos carriles, siempre por su derecha, y el Centro de Control de Tarifa radiaba continuamente sobre la presencia de una nadador en las trayectorias comerciales de navegación. Una flotilla de guerra americana cruzó a pocos cientos de metros, desviando su ruta unos grados para no entorpecer a Daniel con la estela de las hélices. El abuelo del estrecho, como se le conoce allí, seguía nadando…
En que pensaría Daniel carpio mientras braceaba hacia la costa africana?. Nacido en Mollendo (Perú) el 11 de marzo de 1910, toda su vida la ha dedicado a la natación. Campeón de su país en los 100, 200 y 400 metros espalda a los 12, 13 y 14 años, ganó los Juegos Internacionales de Venezuela de 1925, participó en los Juegos Continentales de 1926 y a los 18 años compitió por primera vez en unos Juegos Olímpicos los celebrados en Holanda en 1928. Participó en los Olímpicos de Los Angeles (1932), Berlin (1936) y Londres (1948), y atravesó el estuario del Río de la Plata – con un recorrido de 60 kilómetros- en tres ocasiones, en los años 1945, 1977 y 1982. No contento con ello cruzó dos veces el Canal de la Mancha, entre Inglaterra y Francia, en 1947 y 1951. Y en 1948, a los 38 años de edad, cruzó por primera vez el Estrecho de Gibraltar. La experiencia le gustó y repitió la hazaña en 1977, cuando contaba con 67 años. Todo un viejo recordman que volvió a impresionar a los campogibraltareños dos lustros mas tarde , en 1987, cruzándolo de nuevo con 77 años. Esta travesía, a sus 83 años, iba a ser la última. La definitiva. La Despedida.
Realizarla no había resultado sencillo. Jubilado y profesor de natación y rehabilitación en la escuela Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires, en Argentina, tuvo que pelear con la reticencia de su mujer y su hija y reunir el dinero suficiente para la expedición a España. Sus alumnos hicieron una colecta y un laboratorio químico le esponsorizó el viaje. En Algeciras y Tarifa, un monton de buenos amigos le han ayudado en lo que cada uno ha podido.
Sin embargo, la corporación municipal socialista tarifeña le cerro sus puertas, a pesar de la tremenda proyección propagandista que para la localidad hubiera reportado su hazaña. Y aparte de las 300,000 pesetas que cobró el señorito por guiarle, la Comandancia de Marina le exigió la supervisión de un médico. Eso sí, en lugar de proporcionárselo le pasó un presupuesto por el que el médico José maría Amellugo ofrecía sus servicios por la “módica” suma de 180,000 pesetas. Menos mal que al final se consiguió, a través de amigos, que asistiera el especialista en medicina deportiva de Algeciras doctor Juan Carlos Mateo y la ATS Esperanza Carratalá que formaron parte de la expedición de un modo desinteresado. Poco se imaginaba Daniel Carpio que su mayor enemigo no eran las bravías aguas del Estrecho, sino la estrechez mental de muchos de nuestros compatriotas….
En todo esto estaría pensando Daniel a las 13:30 horas, cuando se encontraba en mitad del Estrecho. Solo paró en un par de ocasiones para beber agua azucarada y zumos, y para orinar. La zodiac de la Cruz Roja no se separaba de él ni un momento. Parecía tener buen aspecto y respiraba bien. Aquello era increíble. Poco después los barcos pasaron de nuevo junto a él, esta vez en dirección al Mediterraneo.
La costa marroquí se iba acercando. Una hora mas, una hora y media … Y sucedió lo inesperado. Daniel había parado para beber y estaba flotando en vertical, cuando sintió una punzada en el abdomen. Un calambre le contrajo los músculos extendiéndose al costado y bajando poco a poco por la pierna izquierda. Daniel gritó de dolor, pero aguantó en el agua. Lo había dicho antes de salir “No me saquéis aunque os lo pida llorando”. Pero él se refería al cansancio. Y esto era mas grave. Esta agarrotado y no podía mover la pierna. Frente a sí, a una milla escasa, estaba la costa marroquí. Casi la podía tocar con la mano. Eran las tres de la tarde y en su mente se agolparon un montón de ideas y frustraciones.
Quiere volver a intentarlo.- A pesar de todo, la lancha de la Cruz Roja lo recogió del agua y los facultativos le asistieron en la misma zodiac. Poco después fue trasladado al yate, patroneado por José Desallines, y devuelto a tierra tarifeña. Podía haber perdido la vida. El doctor mateo estaba impresionado de su fortaleza y su capacidad de recuperación; a los tres minutos de ser recogido, tras 17 kilómetros de travesía, Daniel respiraba con normalidad y mantenía un pulso de 84 pulsaciones por minuto….
De nuevo en tierra, charlamos con Daniel, convertido ya en un apacible y sonriente jubilado. Se le veía contento, pero dolido por lo que según él había sido un fracaso. Rodeado de amigos que si supieron responderle como se merecía, nos comento que lo pensará antes de volver a intentarlo: “primero tendré que pelear de nuevo con mi mujer y después conseguir el dinero suficiente. Solo quiero que esto sirva de lección a los jóvenes y a los menos jóvenes. La vida es muy hermosa si la vives naturalmente y disfrutas de su lado positivo. Esta vez me ha vencido el Estrecho. Pero, seguro, nos volveremos a ver las caras…”.
ADMIRACION
Dionisio Valentin Alderete, es un frutero de un mercadillo cercano a su domicilio, que solía frecuentar, que en silencio admiraba a Daniel sin que entre ellos exista amistad, hasta que el 2003 se animó entregarle la carta que transcribo
Estarás cansado quizás y ya no nadarás más en esos lugares que ayer supiste desafiar.
Triste y quejoso te conocí, pero vaya si te entiendo, si con tu corazón ardiendo te dan ganas de seguir. Sos leyenda que camina lento y pensativo, sos Neptuno, un centauro, un gigante que con paso vacilante, lucha día a día para vencer.
Tal vez si las aguas pensaran, extrañarían tu fuerza, tu tesón y las olas ayudarían a que llegues una vez más a ocupar ese lugar que muchas veces ocupaste con humildad y con razón.
Las noticias en los recortes, de tu historia me trasladan al lugar donde cansado, exhausto y dolorido levantabas tus brazos como aspas de molino, recibiendo de personas extrañas, aplausos y cariño.
Hoy incrédulo te miro, te aplaudo en silencio y orgulloso me siento de poderte saludar. Tu buen día, hasta luego, hasta mañana quizás.
93 años tienes, y cansado no te sientas, tienes mucho para dar tu presencia, a la gente que conoces le enseña que en esta vida, el que se detiene nunca triunfará.
Fuiste errante de los mares, no te detengas ahora. Yo te espero a la mañana, para volver a conversar.
DETALLES
El 22 de julio de 1948 Daniel Carpio fue el primer latinoamericano que cruzó a nado el Estrecho de Gibraltar poniendo un tiempo de 9:20 horas para los aproximadamente 20 kilómetros de distancia entre Tarifa y Punta Girez hazaña que repitiría el 29 de julio de 1977 a la edad de 67 años rebajando su tiempo a 7:50 horas y por tercera vez el 8 de agosto de 1987 cuando había cumplido 77 años mejorando su tiempo a 7:34 horas. El 19 de julio de 1993 el “abuelo del estrecho” intenta un cuarto cruce del Estrecho a la edad de 83 años lamentablemente cuando ya se podía ver la costa africana se ve obligado a interrumpir travesía por los fuertes dolores estomacales que sentía, como lo detalla el periodista Juan Carlos Sanz de Ayala en artículo transcrito anteriormente.
La mejor época para efectuar el cruce del Estrecho de Gibraltar son los meses de verano y la mayoría de los 205 deportistas que han cruzado a nado el estrecho sin mas protección que gafas, tapones para el oído y alguna grasa o lanolina para el cuerpo menos la cara y el cuello para que pueda sentir la temperatura del agua lo hicieron en el mes de setiembre, otros en agosto, Daniel lo hacía en julio como un homenaje a nuestra querida patria, cuanto le hubiese gustado realizar sus proezas un 28 de julio, pero el día definitivo dependía además de sus deseos, de factores como el viento, la marea o la temperatura del mar; es interesante revisar la página web de la “Asociación para el cruce a nado del Estrecho de Gibraltar” (www.acneg.com) con una recopilación ordenada de requisitos, estadísticas y registro de los nadadores que lograron su objetivo. A su retorno triunfal al Perú después del primer cruce, muchas personas le escribieran versos y acrósticos inspirados por su hazaña, que en hojas de papel le entregaban y que ahora están en mi poder y que poco a poco iré transcribiendo con mención de sus autores y cualquier otra indicación al respecto.